¡Imagínatelo!
Mis amigos y yo anticipábamos dedicar un tiempo a contemplar una colección de obras de arte sobre el hijo pródigo que regresó a su casa y fue recibido por un padre que lo perdonó (Lucas 15). Cuando llegamos a la mesa de informes, observamos los folletos, los libros y un cartel que indicaba adónde ir.
El otro lado
Alguien le dijo a un amigo mío: «Nos vemos dentro de un año»; y sonó raro cuando él contestó: «Sí, nos vemos del otro lado». Quería decir que lo vería del otro lado del despliegue anual que realiza la Marina de los Estados Unidos. Sin embargo, como la frase suele usarse en relación al cielo, me hizo pensar en la incertidumbre de la vida. Me pregunté: ¿Quién estará aquí dentro de un año? ¿Quién se encontrará para ese entonces del otro lado, en el cielo?
Una palabra eficaz
Cuando una adolescente llamada Poh Fang supo del amor de Jesús hacia ella y lo recibió como Salvador, sus padres no estaban muy convencidos de las cualidades positivas del cristianismo. Entonces, mandaron con ella a la iglesia a la hermana mayor, para que la vigilara. Pero sucedió algo que no esperaban: la eficaz Palabra de Dios penetró en el corazón de esta joven y ella también aceptó a Cristo como Salvador.
Seguir nuestro ejemplo
Alicia, que tiene sólo seis años y está comenzando a leer, solía ver a sus padres y a sus abuelos cuando leían la Biblia por la mañana. Un día, muy temprano, se despertó antes que todos los demás. La abuela la encontró sentada en el sofá, con la Biblia y un librito de devociones sobre la falda. Ella quería seguir el ejemplo de pasar tiempo con Dios al comienzo del día.
¡Adiós y buen viaje!
El 28 de diciembre de 2008, una trituradora devoró cientos de hojas de papel y otros artículos en la ciudad de Nueva York. Los organizadores del segundo año del «Día del adiós y buen viaje» animaron a las personas para que trajeran a la Plaza Times Square los malos recuerdos y los sufrimientos de ese año para alimentar la trituradora industrial o para echarlos en un gigantesco contenedor de basura.
Sembrar con lágrimas
Estábamos leyendo en voz alta Efesios 4:17-24 en nuestra clase de estudio bíblico, cuando Alicia comenzó a llorar. La mayoría de nosotros nos preguntábamos por qué lloraba, hasta que dijo muy bajito: «Lloro porque, al escuchar este pasaje, veo la condición en que se encuentran los perdidos. ¡Están separados de Dios y ciegos ante esta realidad! Eso me rompe el corazón».
Bienamado
Estábamos reunidos en familia para la cena de acción de gracias cuando alguien preguntó si cada uno de nosotros podría compartir un motivo de agradecimiento. Uno por uno hablamos. Josué, de tres años, estaba agradecido por la «música» y Natán, de cuatro, por los «caballos». Sin embargo, todos quedamos en silencio cuando Esteban (que pronto cumpliría cinco) dijo: «Yo estoy agradecido de que Jesús me ame tan bien». En su fe sencilla, él entendía el amor de Jesús hacia él de manera personal y estaba agradecido por ello. Nos dijo que Jesús mostró Su amor al morir en una cruz.
La iglesia perseguida
Una mañana de octubre de 2006, una mujer y sus seis hijos fueron obligados a presenciar un ataque contra el esposo y padre de la familia. Sus atacantes trataron de forzarlo a negar a Jesús, pero se rehusó. Siguió proclamándolo como Señor y murió orando por su familia, la cual está decidida a seguir a Cristo, aun en su dolor.
Tiempo de jubilarse
Después de haber trabajado como maestra durante 40 años, Jane se jubiló. Ella y su esposo estaban esperando la llegada de su primer nieto.
Perdón por las lágrimas
Una amiga mía estaba haciendo un gran cambio en su vida; estaba dejando su empleo de 50 años para emprender un nuevo negocio. Lloraba cuando se despedía de sus compañeros y, al hacerlo, con frecuencia decía: «Perdón por las lágrimas».